viernes, 1 de abril de 2016

¿Qué es un héroe?

Cuando cada año llega el 2 de abril, se escucha más de lo habitual la palabra “héroe”. Hablamos de los valientes que combatieron por la Patria en Malvinas en 1982. Los que solemos denominar “excombatientes” y que merecen llamarse “veteranos”, porque siguen en combate, de tan múltiples formas.

La tonta perversidad de las ideologías los llamó “chicos”, para victimizarlos, no en función de sus penas, sino por motorizar planteamientos pseudo políticos de izquierda. La indiferencia de las derechas liberales les “tiró” unos planes sociales e intentó taparlos para que no desnuden vergüenzas que no quieren reconocer.

Es cierto que eran chicos, tanto como es cierto que se volvieron hombres, y de los mejores. Se volvieron capaces de lo que pensábamos que no era posible más en la Argentina. Siempre recordábamos, en la efemérides escolar, a los héroes de la Independencia, pero de allí en adelante, parecía que tal estirpe se había agotado en la Patria. De abril a junio de 1982, toda la Patria se sacudió con la noticia: ¡tenemos héroes, aún!

Pero el resultado de la Batalla por Malvinas fue una derrota inesperada y de pronto, todo volvió atrás. Nos invadió de nuevo el plebeyo espíritu futbolero y como a hinchas fanáticos, inmaduros, la derrota nos hizo olvidarlo todo, para no tener que asumirlo como adultos responsables. Y les llamamos “chicos” a ellos, a los héroes, y los ignoramos, ¡qué triste! Volvían de la guerra, de nuestra guerra, la guerra por nuestra causa, como si fueran culpables, escondidos por vergüenza los que fueron capaces del heroísmo, ¡qué absurdo!

Han pasado 34 años. Ellos, los veteranos, los caídos (durante y después), siguen siendo héroes. ¿Y nosotros? ¿Y los chicos de hoy?

Yo creo que sigue habiendo héroes. ¿Qué es un héroe? Es uno que pudiendo no hacer algo difícil, lo hace por un amor más grande. Es el que da un poco más que los demás, un poco más de lo que se esperaba. Es el que, aunque todos sean corruptos, él no. Aunque todos despilfarren su sexualidad y su capacidad de amor puro, él la conserva y atesora por un amor más verdadero y duradero. Es un héroe el que estudia, sabiendo que se puede pasar sin hacerlo. Es un héroe el que ama a su familia y no se avergüenza de ella cuando está con los demás. Héroe es el que sabe estar con los demás sin ser del montón. Es héroe el que se esfuerza y trabaja, aunque sea posible vivir sin hacerlo, sólo porque ama lo más noble.

Hoy en la Patria, conozco muchos jóvenes que, si hubiera una guerra (¡Dios no lo permita!), estarían listos para dar la vida, porque son fuertes. ¡Hoy también hay esperanza!. Lo que se vio en Malvinas es también posible hoy, en esos que son los mejores.

martes, 15 de marzo de 2016

Vamos a la canonización de Brochero y Tierra Santa

 El próximo domingo 16 de octubre será la canonización del Cura Brochero en Roma y queremos estar allí.

Pero también queremos revivir, una vez más, la Peregrinación a Tierra Santa y Asís.

¡Lo largamos! ¡Vamos a Tierra Santa, Asís y Roma entre el 3 y 17 de octubre! ¿Quién se anota?

El que esté dispuesto o simplemente interesado, escríbame a padrejoseccc@gmail.com y nos ponemos en contacto. ¡Pronto!

El precio es accesible y se puede ir pagando desde ya. No demoren la decisión, porque los precios pueden variar y necesitamos confirmar nuestra participación en Roma para la canonización, lo antes posible.
Dios los bendiga.


sábado, 13 de febrero de 2016

Una bonita película

Por una de esas cosas de lo que creemos es el azar, pero que en realidad es la Providencia, porque Él siempre está detrás de toda suerte de casualidad, siendo la causa de todo lo que nos mueve al bien, o sea, porque Dios lo quiso, sin pensarlo yo y sólo movido por el que mueve todas las cosas, sin violentarlas, pero sin dejar de amarlas y atraerlas, me puse a ver una bonita película que ya había visto antes. Una de esas películas que te dejan el alma en suave armonía. No era una gran película, de una temática importante, sino de una dulce armonía de afectos, de esos que marcan el alma. Una bonita película, de esas que logran despertar en el alma un sinnúmero de emociones, que te quedan gustando y enseñando, más allá de las mismas imágenes y de la película misma.

Ver aquella bonita película me trajo a la memoria tantas otras y, sobre todo, pensar en lo que produce en el alma el recuerdo de esas bonitas películas. Cuánto más cuando se refieren a historias reales, verdaderas. Porque entonces, además de la armonía de los sentidos, producen una gran tranquilidad y confianza en el alma, ya que lo que agrada y entusiasma, ha resultado posible y real. Por lo tanto, también imitable.

Cuando, al encender la imagen, se presentó ante mi la historia que ya conocía representada, que tanto me había gustado y emocionado, todo en mi se dispuso a revivirlo. Hasta me acomodé distinto en el asiento que ocupaba y busqué que nada, ni nadie, me interrumpiera de aquel revivir la experiencia de armonía que la película había dejado en mi interior en otras oportunidades. Ya estaba empezada, pero no hacía falta volver al principio, porque el recuerdo era muy vívido y toda la historia fluyó al instante, como recuerdo presente. Y me dejé llevar. Y me emocionó de nuevo. Y me transportó a ese momento único de la primera vez que la vi. Y despertó de nuevo en mi todo el conjunto armonizador de sentimientos de que resultó capaz para mi. No voy a contarle de qué película se trata porque eso es lo de menos. Al fin y al cabo, sobre gustos, se ha escrito mucho y cada cual tiene su propia biblioteca.

Ha comenzado la Cuaresma. ¿Qué tiene que ver? Es que nos hemos dispuesto a revivir las escenas de una bonita película, que ya hemos visto antes y tantas veces. Se trata no de una ficción agradable, sino de una historia de amor real, histórica y actualísima. Porque el amor es siempre vivo y actual, si es verdadero. Vamos a revivir la historia de amor más grande de la humanidad, la que nos lleva a Dios, al Amor. Revisemos nuestro proyecto cuaresmal, preparemos todo bien y dejémonos llevar hacia la Pascua.

lunes, 12 de octubre de 2015

Sobre el "Día de la Raza"

Comparto el texto del Decreto del Presidente Hipólito Yrigoyen, en el que establece que sea Día Patrio y explica por qué. está muy bueno (también al leerlo uno se explica que tan pobre y equivocado fue el cambiarle el nombre. De todos modos el nombre actual de este día en la efemérides oficial es inteligible y todo el mundo sigue diciendo "Día de la Raza" o "de la Hispanidad" o del Descubrimiento"... el Pueblo sencillo no sigue a los ideólogos tanto como ello creen...)
Va el texto del Decreto de Yrigoyen:

Considerandos:
 "1º. El descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental
que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las
renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par
que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al
espíritu.
"2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de
Colón, efemérides tan portentosa, que no queda suscrita al prodigio del
descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa ésta tan
ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos
los pueblos.
"3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente
enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus
exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la
labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad
que integra la nación americana.
Resolución:
 "Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha
en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con
la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal,
debemos afirmar y sancionar el jubiloso reconocimiento, y el poder
ejecutivo de la nación:
"Artículo primero: Se declara Fiesta Nacional el 12 de octubre.
"Artículo segundo: Comuníquese, publíquese, dése al Registro Nacional y se
archive".

viernes, 28 de agosto de 2015

Se necesitan palabras para pensar

¿A cuántas palabras se reduce el vocabulario de una persona hoy? Si pensamos en adultos que han leído mucho, probablemente ese número de palabras conocidas sea bastante grande. Si pensamos en las jóvenes generaciones, en los que hoy están tomando los puestos de mando en todas las cosas, ya no es tan grande el número, pues han tenido que padecer las barbaridades de los pedagogos modernos, que hicieron todo lo posible por impedirles el acceso a la buena literatura, sumado al aporte de escritores que todo lo que han hecho es multiplicar las palabrotas y las obscenidades en sus supuestas obras literarias, sin contar con el efecto de lo audiovisual que, aunque muy bueno en sí mismo, reemplaza las palabras con sensaciones visuales poco definidas. Si nos trasladamos a los más pequeños de hoy y observamos sus comunicaciones en las redes sociales, encontramos un vocabulario poco superior al de los primates, con apenas algunos rasgos de humanidad que, a Dios gracias, aún permanecen.

Es cierto que no basta tener un gran vocabulario, sino también comprenderlo y usarlo para el bien. Conozco personas que poseen un riquísimo vocabulario que, con gran soberbia, usan para confundir a otros y hacerlos seguir falsas doctrinas. Con esa especie de tratados de la palabra excesivamente trabajada, consiguen grandes frutos, ya sea en dinero, poder o simplemente fama y aplauso. Todos bienes efímeros que suelen terminar siendo muy dañinos.

Si no se conocen palabras en abundancia, conociendo, al mismo tiempo, el significado de ellas, de modo de aprender a usarlas para la argumentación, no se podrá lograr el conocimiento.

No es lo mismo “simiente” que “siguiente”, pero suenan parecido y al leer, no son pocos los que leen una u otra sin detenerse a pensar si es eso lo que se ha querido decir. Por lo tanto, al leer, no han entendido en absoluto lo que leyeron; menos aún lo entendieron los que sólo escucharon la lectura.

Los signos de puntuación, como las comas, los puntos seguidos o los finales, tienen un sentido en la comprensión de lo que está escrito. Si no los respeto, cambio el sentido y me puedo equivocar muy feo. Una vez, en una Misa, un lector leyó: “¡Sí, Cristo no resucitó, vana es nuestra fe!”, pero San Pablo dijo: “si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe”. (Por favor lea las dos versiones de nuevo, bien despacio y trate de entender en dónde está el error. Si no lo comprende, pregunte a alguien que sepa leer con buena pronunciación). La primera forma, equivocando las comas y los acentos, concluye lo que afirmaría un ateo. Bien leída, es una llamada de atención a los cristianos con poca instrucción sobre lo importante de la fe.

Libros, buenos libros, muchos buenos libros, bien leídos, para salvar la inteligencia humana. ¡Urgente!

miércoles, 12 de agosto de 2015

Qué hacemos con la Patria

Estamos a un paso de una nueva recordación del fallecimiento del más grande héroe de la Patria. De ese grande “universal” que fue el General Don José Francisco de San Martín. Su grandeza nos dio origen e identidad ante el mundo, quiso darnos un legado para que siguiéramos su obra, nos dio ejemplo y la vida misma.

¿Qué hemos hecho de su legado? Tenemos su nombre en calles y plazas de todo el país. Tenemos asociaciones que recuerdan su historia y celebran sus hazañas. Tenemos sus restos descansando en la Catedral de Buenos Aires y su sable en el Museo Nacional. Sus “máximas a Merceditas” se siguen leyendo en nuestras escuelas primarias. Y no mucho más…

Un turista me dijo una vez: “qué importante es para ustedes el “hombre del caballo”, está por todas partes”, se refería a las estatuas ecuestres de San Martín, que tenemos por todo el país. ¿Es realmente importante para nosotros? Debería serlo.

Uno de los grandes logros del partido liberal de la Argentina, fue poner a San Martín en las plazas y sacarlo de las mentes y los corazones de los argentinos. Conocemos muy poco de su figura, de su vida, menos.

Para el ridículo pseudo-progresismo de hoy, apenas llega a ser la oportunidad de una falsificación cinematográfica para promover al líder difunto, ¡un mamarracho!

“Serás lo que debas ser o no serás nada”. Y ¿qué es lo que debíamos ser, según nuestro Padre y Libertador? Ese es el gran interrogante que casi nadie se hace en la Patria. ¿A quién le importa? La Argentina hoy, para muchos, especialmente para los que la van de líderes, es una oportunidad para vivir bien, porque acá sobra de todo. Para muchos más, es sólo el lugar donde se come, se bebe, se ve fútbol y se deja pasar la vida.

¿Se habría largado a cruzar la cordillera el General, de haber sabido que íbamos a hacer lo que hacemos con la Patria? Él sí, él lo habría hecho de todos modos y lo volvería a hacer. Porque era un héroe, porque era un cristiano de ley, un hombre íntegro y honesto. ¿Y nosotros? ¿Lo haríamos, lo habríamos seguido, siendo como somos? Muchos de nosotros, no hace muchos años, probaron que todavía quedaba en la Patria gente dispuesta al heroísmo. Tratamos su memoria como la de San Martín, monumentos y olvido.

Yo creo que todavía hay gente capaz de la herencia de San Martín. Lo veo en muchos jóvenes. Los que a pesar de las modas, son fieles, no se drogan, no se alcoholizan, tienen ideales y se mueven por ellos. Hay gente a la que le cuesta, pero no aflojan.
 
Desde sus monumentos, en cada rincón de la Patria, Don José Francisco nos convoca. Hoy no hacen falta espadas, pero si corazones capaces del heroísmo. La Patria los tiene y se impondrán sobre los corruptos.

viernes, 17 de julio de 2015

Doctrina Social cristiana

(Nota: Este pequeño aporte no pretende agotar la Doctrina Social de la Iglesia, solo referirse humildemente a lo dicho al respecto por el Papa Francisco, en su reciente visita a Latinoamérica.)
 
Es claro que lo que ha dicho el Papa Francisco, en su última gira, va a dar mucho que hablar.

Tal vez no dijo nada nuevo, pero lo dijo de un modo nuevo. El Magisterio de la Iglesia ha dejado claro, en muchas de sus páginas doctrinales y desde hace mucho tiempo que, así como la ideología marxista es intrínsecamente perversa, así también el liberalismo, sustento ideológico del capitalismo liberal, es pecado, un pecado social, grave y destructivo. El comunismo, sistema que surge de aplicar el marxismo, se cayó definitivamente y solo pervive en los ensueños utópicos de una minoría intelectualoide. No sólo fracasó en la ex-Unión Soviética, dejando millones de víctimas. Ya ni siquiera existe en China o en Cuba, lugares donde aún se ve la estrella roja, pero donde sus economías, en manos de castas dominantes, sólo repiten las normas del capitalismo salvaje.

El Papa alzó fuerte la voz sobre las nefastas consecuencias de lo que llamó “estiércol del diablo”, definiendo así la avidez liberal por el dinero; causante de tantas esclavitudes modernas y productor de tantas guerras.

Pero no opuso comunismo a capitalismo, o viceversa, con esa falsa y popular idea de que no existen más que esas dos opciones. Les habló a los que imaginan socialismos superadores, sobre las mismas líneas equivocadas. Los felicitó por sus acciones en bien de los más pobres, pero les indicó un camino distinto y realmente superador de las irrealidades ideológicas. Incluso les advirtió que, por más sinceras que sean sus intenciones, las ideologías siempre terminan en los totalitarismos opresores de los más pobres y pequeños.

En su viaje apostólico, no sólo hubo palabras y discursos, sino también gestos muy significativos. La torpe idea del Presidente de Bolivia de regalarle un extraño engendro, de la ya desaparecida teología de la liberación filomarxista, quedó sepultada bajo un sinnúmero de testimonios de heroicas realidades cristianas, visibilizadas por la oportunidad brindada por la Visita Papal.

El sistema no da más, ¡hay que cambiarlo! No volviendo atrás, ni a las ideologías del siglo XX, ni a las utopías de antiguos supuestos buenos tiempos.

Hay que ser realistas, tampoco es algo que se consiga tan fácilmente, pero es un modo realmente posible en el que se pueden ir dando pasos concretos.

Tres cosas les propuso conseguir a los Movimientos Populares. Primero hacer efectiva la mejor distribución de los bienes, con acceso a la educación, deporte, recreación; recurriendo a las ayudas sociales sólo como excepción pasajera en la búsqueda de crear fuentes de trabajo dignas. En segundo lugar, seguir procurando unir a los pueblos en el camino de la paz y la justicia. Tercero, cuidar realmente, en lo que esté al alcance de cada uno, de la “casa común”.

A la avaricia del sistema, el Papa pidió oponer la caridad efectiva y afectiva. ¡Se puede!